Si sé de alguien a quien merezca considerarse un héroe, es sin duda Manolis Glezos.
Es un señor griego de 88 años. Cuando tenía diecionueve protagonizó el primer acto de resistencia a los nazis en Europa: arrancó la bandera nazi que los alemanes habían colocado en lo alto del partenon en Atenas. fue torturado por los nazis, pero logró escapar. Despues fue condenado a muerte hasta ocho veces por sucesivos gobiernos fascistas. Pasó once años en la cárcel.
Al volver la democracia dejó el Parlamento y como alcalde intentó un experimento de democracia directa, que funcionó diez años, en su ciudad natal. Inventó un sistema ecológico de prevenir sequías e inundaciones. En 2007, con más de ochenta años, luchó personalmente contra los incendios forestales del Peloponeso.
Al volver la democracia dejó el Parlamento y como alcalde intentó un experimento de democracia directa, que funcionó diez años, en su ciudad natal. Inventó un sistema ecológico de prevenir sequías e inundaciones. En 2007, con más de ochenta años, luchó personalmente contra los incendios forestales del Peloponeso.
Hace unas semanas fue apaleado y rociado con gas en la cara por policías antidisturbios griegos mientras protestaba por las rebajas salariales a los trabajadores. Estaba en primera fila y en actitud pacífica de protesta. A consecuencia de los gases (es espectacular la imagen de su melena revuelte por la fuerza del gas) tuvo que ser ingresado en un Hospital.
Grecia se permite el lujo de tener todo un héroe nacional (se le cita en todos los libros de texto de la escuela) andando por la calle y viajando en metro cada día. Y hasta se permite el lujo de que la policía lo apalee.
Los policías que lo atacaron no lo conocían (cuando los nazis torturaban a Glezos quedaban veinte años para que nacieran y cuando estuvo en el corredor de la muerte durante el fascismo, veinte). Pero él sí sabía a lo que se arriesgaba. Es un tipo que lleva más de sesenta años jugándose la vida a diario por las cosas en las que cree. Y encima de todo, las cosas en las que cree son decentes y creíbles.
Parece que, una vez más, ha salido bien de esta y ya dejó el hospital. Seguramente, para echarse de nuevo a la calle.
A veces uno tiene unas ganas irrefrenables de irse a Paxos y poder sentarse a charlar en una taberna cualquiera con Manolis Glezos. En esos casos, lo único que el viejo luchador no aguanta es que le pidan otra vez que cuente como se subía de noche al mástil del partenón y robó la bandera de las esvástica. Dice que hace ya demasiado tiempo de aquello y defiende que no es, con mucho, lo más importante que ha hecho en su vida.
Evidentemente Manolis Glezos no es un héroe porque una noche de 1941 se jugó la vida para robar una bandera nazi. Es un héroe porque desde entonces se ha pasado sesenta años jugándosela a diario por la gente, por la justicia y por la decencia. Un grande.
Evidentemente Manolis Glezos no es un héroe porque una noche de 1941 se jugó la vida para robar una bandera nazi. Es un héroe porque desde entonces se ha pasado sesenta años jugándosela a diario por la gente, por la justicia y por la decencia. Un grande.
1 comentario:
En estos tiempo que corren a menudo oímos lo de que "no es justo el Mundo que estamos dejando alas generaciones venideras". Pero también es un tremendo agravio para todos aquellos que lucharon, sufrieron y se dejaron incluso la vida para que llegáramos a poder vivir como personas. De no reaccionar, vamos a pasar a la Hstoria como una de las generaciones más mediocres y sumisas.
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