Texto leído por Rafael Urías:
Sr. Alcalde , estimadas autoridades y vecinos de La Pañoleta, queridos compañeros , amigos todos:Quién se iba a figurar, cuando llegué aquí hace ya 50 años para empezar a trabajar, a este barrio tan perdido y abandonado, que al cabo del tiempo se iba a dejar constancia del agradecimiento por ese trabajo.La verdad es que este gesto bello y agradable de rotular una calle con el nombre de un Maestro, engrandece y da nobleza a los que lo promueven al reconocer públicamente la labor de educar no solo por lo que se haya hecho, mucho o poco, bien o mal sino por las ilusiones, los esfuerzos, la dedicación, la suplencia de falta de medios que se han puesto y las repercusiones que para el futuro de un pueblo todo eso tiene.Mi tarea ha estado siempre orientada con el eslogan: “preparar para la vida”, a los niños y niñas tanto en la Escuela Parroquial primero durante 34 años como en el Colegio Público “Virgen del Rocío” al final para que al llegar al día de mañana, que ya es el “hoy” de ahora, esos niños llegaran a ser unos auténticos hombres y mujeres que luchen y trabajen por el bien de sus vecinos, de sus compañeros, de su comunidad., de los empobrecidos, de los que sufren; viviendo los valores evangélicos de la solidaridad, de la responsabilidad, de la igualdad y el servicio dentro de un buen de ambiente de paz , de justicia y de cariño.Para esta tarea tan humana y tan cristiana yo tuve la gran suerte de contar con personas con luces, con energías, con coraje y con iniciativas enormes que no solo me acompañaron sino que me daban fuerza y entusiasmo ante las dificultades: Quiero recordar a D. Miguel Mejías, primitivo párroco de La Pañoleta,(y quien me trajo hasta aquí). A Lolita,y a Quini Loriente, las hermanas que fueron las bases y el motor de las Escuelas Parroquiales; a Pili, a Laura, a Miguel de Sola , a Eugenio, y tantos otros…, todos ellos compañeros inapreciables, colaboradores y partícipes de la ingente tarea de la promocionar al barrio A un numeroso grupo de madres y padres de alumnos que fueron mis manos y mis pies para llegar a donde mi torpeza o mi incapacidad me impedía llegar :hasta el fondo de esas “personillas” que se estaba educando. Por supuesto he contado con mi familia: Con la paciente y resignada Loli , mi mujer, que en tantos proyectos aun me siento apoyado y animado y con mis hijos a los cuales admiro y valoro mucho.A todas estas personas que ahora recuerdo quiero representar y dedicarles este homenaje.Así, pues, gracias por el reconocimiento al trabajo realizado siempre en grupo en la ya desaparecida Escuela Parroquial, y en el Colegio “Virgen del Rocío” y que ahora habéis querido personalizar en mí. Gracias por este acto sencillo, como lo fue nuestra escuela y como queremos que sea nuestra vida, sin bombos ni platillos, pero que cale hondo, dentro de cada uno para que nos pueda seguir ayudando a crecer como personas . ¡Ojala! sea este un motivo de superación, aliento y estímulo para los futuros jóvenes que tengan inquietudes por mejorar y cambiar nuestro mundo. Muchas gracias a todos vosotros por todo.
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