miércoles, 2 de abril de 2008

TITO AGUACATE

¿Quién no ha tenido alguna vez la tendencia de convertir las anécdotas en reglas generales? Todos, a veces, exageramos la importancia de detalles nimios convencidos de que demuestran una realidad mucho más importante. Todos extrapolamos anécdotas como si por sí solas sirvieran de una tacada para explicarnos el mundo completo.
A priori suena a exageración, aunque tengo que reconocer que algo de cierto hay en ese método deductivo. Sobre todo porque los historiadores lo usan. Para hablar de Historia y de historias cualquier ejemplo es bueno. Los buenos historiadores, a menudo, cuando quieren investigar y contar una época determinada lo que hacen es rastrear al detalle la biografía de una persona cualquiera de ese momento histórico. Así, casi sin querer, uno se mete en ese mismo momento histórico.
Es como si yo quisiera contar la historia de las últimas décadas de Honduras y cogiera, por ejemplo, la historia del Tito Aguacate. O la de los calambres.
Se trata, por cierto, casi de una misma historia.
El calambre s[Photo]e hace mezclando en un recipiente de vidrio con tapa de rosca hielo, azúcar, vino tinto, extracto de limón y ginebra. Se agita vigorosamente y ya está. según la tradición un solo trago es suficiente para librarse de la resaca producida por una agitada noche de copas. Eso sí, tres o más tragos pueden ser suficiente para volverse a emborrachar.
El calambre no se inventó en el Tito Aguacate. Es una creación de Tacho Valle, ún personaje d eprincipios del siglo XX, hijo de un antiguo alcalde de Tegus. Este señor (y aquí se asoma la época) abrió un negocio donde vendía libros, especies fiscales como timbres, papel sellado, estampillas y otros artículos justo en el edificio del ayuntamiento presidido por su padre. Le añadió, anexa, una cantina. Todo eso era en la avenida cervantes (esa calle de tegus que une el trabajo de Bolita con el puente que va a comayagüela, la calle d elas librerias y de la tienda donde compramos a goncho, la misma avenida que se reconoce como la más antigua de la ciudad, la única que ha existido siempre, desde que se fundó). la cantina estaba -la época, ya se sabe- en los bajos de un edifico que albergaba dos colegios, donde hoy está el pasaje Fiallos Soto. En ese local, que se llamaba El Bosque, don Tacho inventó el calambre. Cogió el nombre de que quienes lo tomaban decían que después de ingerirlo sentían en el cuerpo una contracción espasmódica o estremecimiento que les devolvía la vida.
De entre los camareros de don Tacho hubo varios que montaron sus propios negocios, entre ellos el fundador de La magnolia que fue el bar de moda en la tegucigalpa de los cuarenta (el equivalente al Chiquote español). Uno de los camareros, Pedro Madaria[Photo]ga, montó su propio local (chupadero, diría un tegucilpense) en 1945, lo denominó "New Bar" y -como todos- se especializó en calambres. El local de Madariaga tuvo durante diez años como camarero a un muchacho afable llamado José Valentín Pereira y (tachín, tachín, aquí llega!) conocido como Tito.
En 1957 madariaga se jubila y Tito le compra el bar. Aquí comienza la historia del Tito Aguacate.
Lo primero que hizo tito fue cambiar el bar a su ubicación actual: en la esquina opuesta a los billares de Valboni, en la zona céntrica de la ciudad, donde tenía acceso a una clientela que comprendía a los periodistas de Diario "El Día", el Banco de El Ahorro Hondureño, los bufetes de abogados instalados en el centro, los integrantes de la peña de la Librería Molino y todos a los que se trajo del bar de siempre.
Muy pronto el New Bar se hizo famoso no ya por el calambre sino por la tapa (dar de boca le llaman aquí) que ofrecía: una combinación de aguacate con queso y jamón importado. Llamó tanto la atención que hubiera aguacate todos los días del año, que el bar se caracterizó por eso. Tanto, que a Tito y al bar mismo, a los dos, se les conoce desde entonces como Tito Aguacate. Tito murió en 1991 pero sus tres hijos han continuado hasta ahora llevando el bar, en especial José Fernando, alias Tito.
Es, sin lugar a duda, uno de los sitios más conocidos de Tegus. Prueba de ello es que se usa como referente postal. las calles de Tegus son laberínticas, a menudo carecen de numeración y no es raro que se repita el nombre de las calles. por eso los carteros no siempre se guían por los nombres y números de las direcciones postales, sino que quien envía una carta suele incluir algún dato extra tipo "enfrente de" o "a dos cuadras de", etc. En el centro de la ciudad son refrencia comunes Chinda Díaz, la Librería Paradiso, El Arbolito, la catedral, donde estaba Las Camelias, el antiguo edificio de los Midence, La Moda de París, Quinchon León y, por supuesto, Tito Aguacate.
En los años sesenta fue el lugar típico para los tejemanejes políticos, las tertulias y hasta las conspiraciones. Luego se fue haciendo más un reducto de la gohemia, hasta el punto de que en los setenta mucha gente lo conocía como "el bar de los poetas". Durante un tiempo inclusó fue el lugar de encuentro de los hinchas del olimpia despues de los partidos.
De cada una de sus épocas le ha quedado algo. Hoy día reúne a la bohemia más resistente pero a menudo se cita como lugar fundamental para conocer la bullas (los rumores) que circulan por la capital. Incluso hoy se lo cita en la prensa para dotar de veracidad al rumor sobre los favores sexuales que han llevado al nombramiento de un ministro o sobre la comisión que se ha llevado un funcionario de hacienda por una concesión. En un par de periódicos locales hay hasta una sección dedicada a las bullas de donde tito aguacate.
El local está situado en pleno centro, justo al lado del parque central, que es la plaza principal de Tegus, donde se alza la estatua de Francisco Morazán. El personaje de Francisco Morazán es el más curioso de la historia de un país sin historia como Honduras. Aparte de ser un poco "el bolívar de centroamérica", porque creía en la unidad de todos los países latinoamericanos y luchó por ello, tuvo diversas anécdotas históricas. La mejor de todas, pa mi, es la de la frase que más famoso lo ha hecho: "aún estoy vivo".
Cuando lo condenaron a muerte en Costa Rica pidió ser él mismo el que dirigiera su pelotón de fusilamiento. el tío va y dice: "carguen, apunten,.." y antes de decir 'fuego' los soldaos disparan. Cae acribillado y cuando se dispersa el humo de pronto de le oye gritar indignado y herido "aún estoy vivo". Lo mataron a la segunda descarga.
La otra anécdota curiosa es sobre la estatuta esa que hay suya en esa plaza central de Tegus. Al parecer los concejales encargados de erigir la estatua se gastaron el dinero recaudado públicamente para eso en fiestas y loacles como el tito aguacate. Así que se quedaron sin pelas para la estatua. Tuvieron suerte y encontraron de segunda mano una estatua de un mariscal francés de napoleón, Michel Ney. La estatua la estaban retirando de un pueblo francés y la compraron de segunda mano en el marché aux puces de Paris diciendo que era la de morazán y la pusieron ahí. La leyenda es apócrifa y a los hondureños les jode que se cuente y la niegan con furor, pero es divertida. Tanto que el propio Gabriel García Márquez la citó al aceptar su premio nobel, como muestra de realismo mágico.
El bar en sí ha cambiado tan poco que, además de ser el último bar que queda con la estructura y el mobiliario de los bares de los cincuenta hasta la arquitectura del local se cita en los manuales como uno de los pocos ejemplos de casas tradicionales de adobe que van quedando en el centro de tegus.
Éso sí, algunas cosas empiezan a cambiar en el bar. Sólo empiezan. Tito Aguacate impuso desde el principio la norma de que no podían entrar mujeres al bar, porque decía que cuando llegan mujeres a tomar y también hay hombres, empiezan los problemas. Hace poco a su hijo Fernando le preguntaron si seguía la norma en vigor y contestó "mi padre lo hacía especialmente por aquellas señoras que tienden a escandalizar en los bares, o que acostumbran a tomar mucho, pero actualmente sí recibimos mujeres, claro siempre tenemos como norma que sean personas tranquilas, usted sabe de tanto cliente que uno atiende se vuelve un poco psicólogo y detectamos fácilmente quien puede alterar el orden en el lugar". Toda una declaración de intenciones contra las señoras alcohólicas... si no hubiera visto yo mismo a alguna pobrecilla de las que habita por las noches el local.
Pero una cosa es la historia, otras las historias y otra, muuucho más rica (tanto como una noche en el Tito, abierto a todo lo que te pase y a crecer ahí) la realidad.
La triste realidad es que esta mañana me he despertado con la noticia de que están planteándose cerrar el Tito...dicen que por la crisis, como en la pulperia esa o en cualquiera de las que viven de parroquianos que la han convertido en su casa, pudiera notarse jamás unas crisis.

2 comentarios:

cibernauta_hn dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
cibernauta_hn dijo...

Hay un grupo en Facebook de Tito Aguacate para Presidente, si tienen Facebook Unanse....

http://www.facebook.com/group.php?gid=49945132400&ref=ts