lunes, 2 de junio de 2008

TRABAJO

Esta mañana he cogido el primer AVE de la mañana. Mañanero total, pues. Tan primero que no habían puesto aún ni las cafeterías ni los periódicos. Aunque iba to dormidito me he encontrado con un amigo y me ha dado super alegría. Era Rafael Valencia, catedrático de árabe de la Universidad al que quiero un montón. Desde que yo era alumno y claustral Rafa (que coincidió conmigo en la mesa del claustro y en la comisión de docencia) siempre ha sido una especie de mentor. Un tío culto, sereno, interesante y suuper sensato. De esa gente con la que puedes hablar horas de mil cosas y siempre aprendes; no sólo porque fue cinco años agregado cultural en Irak, muchisimo antes de la guerra y viaja constantemente por los países musulmanes que existen, sino por sí en sí mismo como persona. Y hablando y hablando resulta que el hombre está un poco descreido del mundo en general y de las instituciones españolas en general. No es que se queje de todo sino que está harto de lo cutre y lo casposo de muchas cosas. Y yo, oiga! Al final los dos hemos llegado a una conclusión: el único problema es que la gente no hace bien su trabajo. Así de simple. La gente se dedica a otras cosas. básicamente a promocionarse, y son super pocos los que hacen su curro decentemente. No por incapacidad, sino porque no se dedican a ello.
Es un pensamiento básico pero me se ha aparecido como una estrellita de navida a los reyes magos...pliin! y llevo tol día dándole vueltas.
En la comida, me lo han ratificado hasta con ejemplos y rumores. Cuentan que han puesto un monton de placas solares en un campo en mitad de los jardines de Moncloa y pa que se vea hasta de noche lo ecológicos que son las han rodeado de reflectores potentes. Tan potentes que casi toda la energía que guardan de noche se gasta en mantener encendidos los focos que iluminan las placas. El viernes en alguna oficina del gobierno hubo una reunión pa decidir si apoyaban o no volver a la energía nuclear (incluso usaban de esxcusa que algunos ecologistas están supuestamente apoyando el tema). Alguien se preguntó cuanto tiempo tarda en poder ser operativa una central. Calcularon que doce años. Problema resuelto: como para entonces ninguno va a seguir en el poder pues mejor estar en contra, para no ser impopular. Da igual que sea bueno o malo pal país (que yo creo que sería malo), lo importante es como afecta a la popularidad. En un Ministerio una amiga que es directora general tiene la bronca del siglo porque se niega a darle a la ministra el borrador de una ley que están pensando; no se lo da porque en el borrador hay cosas que aún no son seguras y se están pensando y si se la enseñan al Ministro inmediatamente lo va a filtrar a la prensa. Quien manda sólo quiere salir en las portadas un par de día y le da igual que por culpa de eso la ley no pueda salir bien.
Uffff..la idea da pánico. Porque Rafa y yo hablábamos en el tren como si nosotros no fuéramos así, pero después me puse a pensar en si yo tampoco hago bien mi trabajo...tanto el de la Uni como el del Tribu (las abreviaturas estas no sé nunca si suenan pijas o francesas). Entonces, pensando en hacer bien el propio trabajo y lo difícil que es sin una gran motivación hacerlo perfectom, me acordé -en el metro ya- de Bosnia, de mis niños de Gasinci.
En verdad eran niños! Niños y refugiados. Me acuerdo de cada uno de ellos. Decenas (por lo menos) de niños que estaban en mis grupos, en los grupos que yo monté y llevé en distintos campos de refugiados mientras fuera seguía la guerra. Los recuerdo a todos pero sobre todo a los de Gasinci. Era la época dura, por encima del campo volaban bombas (en verdad era el ejército croata haciendo prácticas, pero se las oía pasar). Cada día llegaban noticias de padres y maridos muertos o heridos en el frente. Y cada noche camiones o autobuses cargados de exprisioneros de guerra y nuevos refugiados. Y en medio de todo eso construimos un mundo feliz. Me esforcé, en medio de todas las obligaciones como responsable del proyecto, en no dejar de lado a mi grupo de niño. Trabajé como nunca en analizar el carácter de cada uno, los problemas, las manías..en crear un grupo unido. Y logré formar una pandilla perfecta donde no se marginaba ni a Sanela la loca ni a Erwin el autista. Cada día, durante media hora, hablábamos de nuestros problemas sentados en el suelo del taller. contaban sus miedos y sus historias. luego haciamos juguetes, construiamos artefactos, montamos un huerto y un teatro de marionetas. Mil cosas. Cuando, más de un año después, tuve que irme unos meses del campo ellos siguieron jugando juntos, se hicieron amigos de verdad.
Eran mi pequeño mundo dentro del mundo pequeñito que era el campo en sí. En Gasinci por las noches siempre había fiestas. Yo pasaba las mañanas con las cuentas y la burocracia, en reuniones de coordinacion. El día reunido con mis voluntarios o improvisando soluciones a cualquier descosido: desde cortar unos árboles para conseguir leña hasta conseguir un autobús para ir al cine o sacar a una familia de una tienda a causa del barro y las ratas, o reparar un laboratorio de fotografía. Por las tardes siempre sacaba un rato para sentarme en el barracon de alguna familia amiga, escondido, tomando café y hablando de la vida antes de volver a la vorágine. Y por la noche siempre había alguna fiesta. Alcohol, música, amigos y hasta chicas.
Pero en medio de todo eso mi hueco, mi mundo mimado, mío y propio era mi grupo de niños. Muchísima gente recuerda aquéllos años encerrados en un campo rodeado de alambradas como los mejores de su vida. Mis niños simplemente los recuerdan, fueron felices y crecieron capaces de se buenas personas.
Hemos abierto un grupo en facebook para gente que pasó por Gasinci. Lo abrimos Majda y Hakja después de que los dos me encontraran por casualidad. Ella era la editora del periódico del campo (un proyecto de voluntarios iniciales al que yo me apunté. De hecho yo la nombre redactora jefe para quitarle poder al bueno de Zvonko, que murió en 2000 y pagamos la tumba entre todos), ahora es profesora. Hakja era el encargado del laboratorio fotográfico que montamos en nuestra casa de allí. Ahora es ingeniero petrolero. De hecho está en Tunez y hace unas fotos preciosas allí.
Entonces, al llegar al trabajo, casualidades de la vida, he entrado en facebook y me he encontrando de pronto con que me han agregado dos niños más del campo. Uno es Adis, el hermano pequeño de mi amigo Denis, el que se casó con una voluntaria suiza. Ya era un poco macarra y golfillo y sigue siéndolo. tiene un video colgado que parece un hooligan futbolero. El otro es el que más ilusión me ha hecho, es Eldin. Un niño rubito y bueno, pero muy reservado. El guapo del grupo. Ahora se ha hecho... motero. Y fan de Metallica. En las fotos de ahora aparece gordinflon, con barba, tatuajes y haciendo los cuernos. Aún así, me ha mandao un mensaje super dulce:

"woah i couldn't belive to my eyes when i saw u here at face book in Gasinic group, i doubt you member me, my name is Eldin, and i still have one of photos from there with you, im gona scan it and send it to ya, damn im very happy cause i find you here."

Lo he leído y me he puesto to contento. A veces uno, en la vida, hace cosas bien hechas. Es guay sentirse orgulloso. Un rato y yasta, pero orgulloso. Supongo que es por eso de hacer bien el propio trabajo, por hacer cosas que perduren. No soy George Carlin, que es un ídolo de masas, pero ma tranquilizado leer eso precisamente hoy. Hoy que he descubierto algo tan básico como que tanta gente no se dedica a hacer bien su trabajo.

Tebi majko misli lete - Nihad Alidbegovic

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