martes, 15 de julio de 2008

VARIOS CONSULADOS Y UN PERSONAJE FUTURO

Odio todos los trámites burocráticos del mundo, excepto los necesarios para solicitar un visado. En ocasiones hasta disfruto de las pegas, papeleos y obstáculos que me imponen a través de esas ventanillas. Debe ser un cierto masoquismo viajero heredero de mis experiencias con la burocracia polaca y soviética de los tiempos comunistas. Algo así. El caso es que lo disfruto. Pedir el visado es a menudo la primera parte del viaje y la visita a una embajada te sitúa con frecuencia en el propio país.
La embajada rusa tiene herencia de país poderoso y burocracia comunista. Los funcionarios son estrictos, suuuperburocráticos y serios. Rechazan cualquier solicitud por multitud de pequeños detalles fijados en las normas dictadas al efecto: no vale cualquier compañia para hacerte el seguro obligatorio sino unas pocas y la tarjeta de crédito que has de llevar sólo puede ser de determinadas compañías. Eso sí, saben como crear colas ordenadas y tratan por igual a todo el mundo, siempre desde detrás de un cristal. De Mongolia no hay embajada sino un consulado fantasma honorario en Barcelona y el cónsul es el dueño de una agencia de viajes de aventura.
La embajada de Siria esta llena de sirios desocupados deambulando por al sala de espera. El lugar es céntrico, algo decadente; la escena parece sacada de cualquier libro de Naguib Mafhuz. Una habitación minúscula. Las paredes repletas de montones de expedientes hasta el techo, la mayoría metidos en sobres marrones. Un póster bastante arrugado del presidente Bachad El Assad colgado entre los legajos. Dos mesa llenas también de papeles. Sobre una de las mesas, encorvado un funcionario. Mayor. Pelo y bigote canosos. Barriga prominente. Escribe a boli sobre un libro de registro y al lado tiene un vaso de café. En la otra un funcionario, también en la cincuentena, con el pelo cortado a cepillo le está gritando a una pareja:
-Si me traéis el certificado de matrimonio sellado por el Tribunal Superior de Justicia, se os convalida en Siria.
-Pero en la delegación del gobierno me han dicho que es imposible…-la muchacha habla tímidamente
-¡A ver! Si tú lo sabes todo, ¿para qué me preguntas? ¿para qué habéis venido? Si no se puede hacer, ea, pues no vengáis, venga, ¡fuera!- el funcionario grita señalando la calle
-disculpe…-el marido toma la palabra sumiso y poco a poco reconduce la conversación.
Ni una sola de las personas que pasan por la pequeña oficina sale sin haber recibido algún reproche despectivo por parte de los burócratas indignados con la torpeza de todo ciudadano. Al rato llegan también a la oficina un par de muchachos sirios más que se apoyan en la pared y se quedan ahí, charlando con los funcionarios. No se sabe si trabajan de recaderos en la embajada o simplemente se pasan allí la mañana riéndose de la gente que entra y charlando con los dos viejos. El trato al público es brusco, pero lo que más sorprende son los montones de gente deambulando alrededor de la ventanilla sin nada concreto que hacer. Luego, ya en Siria te cuentan que el 30% de la población trabaja o colabora con los servicios de inteligencia, y lo entiendes. Es creíble.
Fui a sacarme un visado para Camerún y había dos diplomáticos de lo menos profesional que he visto jamás. Un viejo vestido con una corbata de colores y un traje viejísimo y un jovenzuelo con pantalones vaqueros, camiseta y cadena de oro. El viejo no se enteraba de nada, miraba las fotos de los pasaportes y le preguntaba al joven tonterías sobre la vida en España. El joven hacia como si fuera eficiente pero, aparte de ordenar los billetes que cobraba, no parecía muy hablador. El viejo me preguntó si yo iba con las bailarinas. Como yo no entendía, el otro contestó que no, que iba a una conferencia. Entonces, en una deliciosa conversación absurda el viejo siguió insistiendo ¿y con las bailarinas? De sus frases sueltas mirándome (en una especie de francés incomprensible típicamente africano) sólo se entendía guitarra, bailarinas, flamenco. Luego supe que me había tomado por el acompañante de un conjunto flamenco que había pedido su visado antes que yo.
Esta mañana fui a pedir un visado al consulado de Kazajstán. Está en un barrio de Madrid que no parece Madrid. Calles ajardinadas y chalets. La mayoría de diseño, y todos inmensos. En uno de ellos está la embajada, que incluye consulado y residencia del embajador. Todo es nuevo, austero pero recién construido. Colores claros. El funcionario, étnicamente kazajo, es correcto y habla buen español. Eso sí, no se corta en pasar tres cuartas partes de su tiempo hablando por teléfono de sus pequeños negocios privados mientras ante la ventanilla espera una cola algo menos rigurosa que las rusas. En el barrio no me crucé con nadie que hablara español y esas calles largas, casi sin peatones y con coches grandes evocaban algunos barrios de embajadas de países del este. Ahí no te aceptan el dinero en metálico, como en algunos consulados africanos, pero te hacen ir a una sucursal concreta a varios kilómetros de calles ajardinadas de distancia. Kazajstán parece un país próspero y ordenado.

Antes de ir a Kazajstán, a partir de una simple dirección de correo, me inventé una historia en francés:

Imagine que tu habites a Lyon, France. Exactement en centre ville, au numero 32 de la rue docteur rebatel. Tu t'appelles, par exemple, Marie Clotilde Gabellieri et tu as 21 ans (ton anniversaire c'est le 29 juin). Tu viens de finir Sciences Politiques à l' Université Jean Moulin (tres connu membre de la resistance contre les allemands) de Lyon. Tu es assez femenine et tu veus devenir une femme independante. Tu n'as pas encore un petit ami fix. Tu ne parles tres bien l'anglais mais tu est fortement amoureuse de la culture et la religion de l'inde et le nepal. Tu lis des livres à propos de sa religion, tu ecoutes de la musique, et tu t'occupes des evenements politiques de la bas. Parfois même tu aimes parler de toi même comme Shilpamary. Un nick moitié inde. L'eté dernier tu es resté dans un chantier en inde faisant "de l'humanitaire" (au MARWAR MEDICAL & RELIEF SOCIETY) et, après, tu es voyagé toute seule par l'Inde.
Si tu habites a Lyon tu connais bien l'histoire de la soie a Lyon. C'est la soie qui a fait fleurir l'economie du Lyon au XIXeme siècle. Donc, la liason entre L'Inde et Lyon c'est... La route de la soie.
Ce ne serait pas une bonne raison pour faire un chantier à kazahstan en plus de ce que tu veus faire en inde ou nepal?
Ton email serait, donc, bien sur, mgabellieri@hotmail.fr, pourtant pour les choses les plus privées tu t'en serves d'une autre: honey_moon@hotmail.fr

9 comentarios:

Ana González dijo...

Antes de abrir la boca para reclamar mi indignación, he bicheado un poco-mucho (una mijinina que se diría por tierras extremeñas) tus diversos blogs y he terminado por no poder cerrarla. ¡Qué remedio! (repito)

No obstante, mi indignación sigue. Yo estaba bastante más enfadada contigo de lo que demostré en mi blog, que conste. Jajaja.

¿Por qué en esta entrada? Porque Lyon fue en la última ciudad que me hubiera quedado a vivir.

Pregunta a tu pregunta "¿Qué remedio?": ¿Me quedaba algún remedio para que mi pánico no me acompañara a la presentación de Paralelo?

Ana González dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
JP dijo...

La última en la que vivirías, en plan que nunca vivirías en ella... o la última de muchas en las que te habría encantado quedarte a vivir? mmmm....

Ana González dijo...

Lyon es la última ciudad en la que, minutos antes de coger el vuelo de vuelta, empecé a decir: no me quiero ir, no me quiero ir, no me quiero ir. Acompañado de una pataleta en plan tengotresañosyquieroseguirjugando. Pero ya ves que me vine de vuelta...

JP dijo...

Hmmm...Lyon es agradable. Con sus dos ríos, sus pasadizos bajo las casas de la ladera, su centro hacendoso y su barrio viejo... Sí. Buena elección. Tiene vidilla.No es una ciudad, me aprece, para quedarse para siempre, pero sí es una buena ciudad para no querer irse de ella. :-)
A veces pasa con las ciudades. y hasta con las personas.

Ana González dijo...

¿Y tú te hubieras quedado a vivir en alguna de la que has estado? Ciudad me refiero, todavía veo un poco complicado quedarse a vivir en personas, jaja, igual con el tiempo...

JP dijo...

Ufff..Ana, yo creo que me habría quedado en todas.
Tengo una tendencia irrefrenable a enamorarme, de las ciudades donde soy feliz.
Supongo que es fácil encontrar un sitio para quedarse, si uno es feliz allí. Yo me planteé comprarme una casa en un pueblecito de Bosnia, o montar una yurta en mongolia, o alquilar una casa en Marrakech. Pero viviría con gusto (y amigos) lo mismo en Estambul que en Tegucigalpa que en una aldea de äfrica occidental.
¿quién no?

Ana González dijo...

Cualquiera, creo. Pero supongo que siempre hay algo más fuerte que te hace volver. El día que no lo haya probablemente te perdamos la pista por alguna ciudad del mundo...

Ana González dijo...

Ajá!! Acabo de encontrar mi verdadera indignación de la fecha: http://mariposadepapel.blogspot.com/2008/06/indignada.html

Efectivamente, la entrada que encontraste, supongo que buscando tu nombre, no era demasiado crítica. Cuatro días después, por motivos externos a tu persona, fue cuando me entró la indignación y las pagué implícitamente contigo, jajaja.

Ahí lo llevas :P